"Chaco For Never"

TODO UN UNIVERSO ARGENTINO TRAS EL FEMICIDIO DE CECILIA

MIS HISTORIAS19 de junio de 2023 Daniel Bosque
Chaco bienvenidos
Bienvenidos al Chaco, pase y siéntese.

Toda moneda, aún la más devaluada, tiene su cara y cruz. A cada hora, recuerda la ONU, seis mujeres son matadas en el mundo. Mientras que, por variados motivos, el poder asesino privado y público no para de crecer en América Latina y el Caribe, la región que tiene el 8% de la población del planeta y el 36% de los asesinatos.

El Chaco montaraz, provincia desde 1951 cuando se llamó Presidente Perón (hermana de otra creada entonces, La Pampa, bautizada Eva Perón), hoy  tapa de diarios por el macabro asesinato de Cecilia Strzyzowski, dejó de ser una comarca lejana, aunque siempre estuvo en el mismo geo espacio, a 936 km de la capital del país. Pero una visión “porteñocentrica”, a pesar de todas las internets juntas, normalmente ignora lo que allí se cocina, a menos que se tenga negocios o familia.

Ocurre algo parecido con las 23 provincias y 1.298 municipios, ese universo reglado y conducidos por 50.000 funcionarios y legisladores, mejor remunerados que el resto de los mortales, que cada día reescriben a piacere la historia patria. Validos de presupuestos, pactos, jueces, policías, prensa, enjuagues y acumulaciones varias que ya eran estrofas hace dos siglos, en el Martín Fierro, nuestra biblia olvidada.

CHACO MAPA PERON
Viejo mapa del Chaco, allá lejos y hace tiempo.

Casi no hay país que no tenga su ministerio y políticas de Derechos Humanos. Los funcionarios y sus seguidores defienden rumbos grandilocuentes que muchas veces usan a su antojo. Y los semiólogos sostienen que hoy las redes han vuelto al mundo más horizontal y democrático y que desnudarían lo que el poder procura acallar. Una verdad a medias, porque los instrumentos de coerción y dominación son tan potentes que quienes quieren sacar los pies del plato la tienen complicada.

Fabricar proteína porcina es lo más eficiente que hay. Tres kilos de alimentos producen un kilo de animal. Cecilia eliminada y los chanchos a los que habría servido de sustento recrean otra parábola incomodísima de nuestro salvajismo, a la cual la oposición intenta usufructuar mientras el pancristinismo reza por el paso balsámico de los días. El primer test ha sido la elección primaria en donde el gobierno chaqueño protector y compadre de los criminales Sena ha sufrido un castigo.

Es demasiado temprano para hablar de revoluciones y tendencias. Los guarismos electorales son esgrimidos como textos sagrados por estas horas por quienes machacan con lo de las provincias feudo, una figura impugnada por el ensayista Andrés Malamud, quien sostiene que aquí no hay siervos de la gleba que trabajan para el amo sino una estructura de reparto clientelar que desde hace tiempo sostiene la coparticipación federal de impuestos. 

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Cada tanto, la Argentina profunda regala tragedias que emulan a las hermanas Mirabal, Las mártires de la policía pesada de Trujillo, cuya violación tortura y muerte derivó en el fin de la dictadura dominicana. El crimen de María Soledad, en 1972, terminó con una época en Catamarca y en 2004 terminó la plácida siesta del eterno matrimonio Juárez que gobernaba Santiago del Estero con picana y capucha del torturador Musa Azar.

De otros caciques argentinos y latinoamericanos se conocen cosas. También de lo actuado y gozado por sus nomenclaturas acolchonadas, en cuyas rutinas se mezclan nepotismos, corruptelas con la cosa pública, aprietes mafiosos y llegado el caso, pases a degüello amparados en las mejores impunidades posibles. A veces, como ahora, algún grupete se pasa de rosca, se rompe la calma chicha del todo vale. Esa es la apretada síntesis de la carnicería de los Sena y de la polémica sobre si lo que prima es el simple femicidio o una gesta de lúmpenes, con mucho poder y sin rienda alguna.

Pero toda historia, aún la más negra, tiene su costado Simpson. Que no es otro que la mitad del patio de butacas dándose vuelta para no ver la película. No es el silencio de la coalición gobernante lo que ha sido blanco de condenas y asombros, sino más bien su manto sagrado: la negación deliberada de sus seguidores, un pacto de silencio instintivo. La prioridad en este caso no es el rechazo a la indignidad asesina, sino que el drama de Cecilia no le sirva de trofeo a “la derecha ajustadora y represora”.

Este rictus vulgar de la condición humana funciona aquí desde los albores de la historia: el crimen individual y las masacres más voluminosas escandalizan y horripilan conforme la empatía con la identidad y las banderas de los asesinos.

sena lema electoral
Lema de los candidatos desparecedores de Cecilia: La realidad imita al arte

El policía Chocobar o Santiago Maldonado son ejemplos recientes en placas rojas. ¿Pero quién fue en estos dos siglos más criminal, Lavalle, Dorrego, Facundo, Rosas, Sarmiento, Roca, Falcón, Perón, Firmenich o Videla? Más sencillo y mecánico: ¿cómo reacciona usted ante los escraches, ese invento argentino de hacérselas pasar canutas a rivales indeseables? Depende, dice el gran público, si se trata de propios o ajenos. Mismo rasero para lo que pasa en el mundo y con Ucrania, especialmente y las autocracias de expansión de manual capitalista y neoliberal, que en su mayor parte lideran el bloque BRICS.

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El asesinato de Cecilia, volviendo al Chaco, es otra evidencia de los límites puros y duros de doctrinas alambicadas que prescriben categorías pulcras, como participación, inclusión, auditorías comunitarias, soberanías y gobernanzas. Las que una vez pulidas por consultores son muchas veces entregadas para su ejecución a dirigentes y aparatos sin escrúpulos. Qué sostienen el discurso inclusivo e igualitario, a la vez que levitan despegados de las carencias, conduciendo la gran nave humana a su arbitrio, mientras el establishment y los de la calle nos ponemos de pie para aplaudirlos.

 Cecilia eliminada y los chanchos a los que habría servido de sustento recrean otra parábola incomodísima de nuestro salvajismo

El contexto hiper necesario para este management es la pobreza social y cultural, una descapitalización severa en los que solíamos llamar, antes del Covid 19, países emergentes. El mundo ha dejado atrás la pandemia sin ningún balance claro acerca de sus “Cinco W” (qué, cuándo, cómo, dónde y por qué). Los tambores de guerra de tribus enemigas se acusan mutuamente de fascistas o hambreadores. Teóricamente, el objeto a proteger es el ciudadano normalito, duramente impactado por las decisiones públicas y privadas para reglarlo, controlarlo y exprimirlo.

En el juego Táctica y Estrategia de Guerra (TEG) que en Argentina fue éxito en 1976, tanto que entretenía a las familias de los partidarios y a las de las víctimas de la represión de la dictadura, también incluía a los daños colaterales, es decir los “efectos secundarios” de la guerra sobre la población.  Con 40 años de democracia entre nosotros, uno de estos daños, subjetivo e instalado, es la creciente naturalización y adicción al horror.

La noticia, que ya pasará, esta vez vino del Chaco, desde su capital de 600 esculturas, dos de ellas dedicadas a su prócer unificador, Fernando, el perro callejero que era de todos y de nadie, por los ’60 del siglo pasado. Cuando la tórrida provincia no era esta montaña de pobreza y marginalidad, regenteada desde hace tiempo por quienes no quieren otra cosa que hacer el bien.

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