El 69,  los vicios y la deuda

MIS HISTORIAS 15 de julio de 2022
CONGRESO NACIONAL
CONGRESO NACIONAL

DANIEL BOSQUE

Es difícil saber si ha sido el albur de la inflación salvaje o las mentes juguetonas de sindicalistas y políticos lo que ha bajado el martillo a un 69% de aumento salarial  en el Congreso Nacional, 

Mamita, vaya número para hacerte volar los pájaros. 

-Yo sé hacer 70 cosas bien
-Cuáles
-El 69 y el asado. 

Viejo y zumbón chiste argentino sobre la Tercera Posición, que parece practicaban también los primates, otros mamíferos y hasta ciertos insectos, no todes. 

Pero aparquemos el Kamasutra, ese vademécum de propuestas por lo general impracticables al menos en casa.  No da para festejar que los trabajadores parlamentarios tengan que luchar para obtener estas frioleras de salarios. Si se viene la hiper no quiero ni enterarme.

- Qué querés, por si no sabías el Indice de Precios al Consumidor nos está destruyendo, también puertas adentro de la casa de las leyes. 

Te entiendo ¿pero por qué cerrar justo en 69, era necesario?  En la quiniela de San Cono, la biblia de los pobres y ludópatas, está todo. Y esta kabbalah sagrada suele ser propiciatoria, decía mi tía Estela.

Más karma, que Wikipedia no me deja mentir: En la numerología de la quiniela internacional y popular, el 69 (sin %, a secas) simboliza “los vicios” y después la reescritura lo cambió por “la deuda”. Sí, increíble pero cierto.

Los diarios y las redes transpiran agravios e improperios sobre el salariazo en el HCN.  Diputados y senadores, gracias al acuerdo de sus dos grandes líderes pasaron a cobrar varias jubilaciones mínimas más y en escalera real el personal de planta, plantita y asesores les sigue gustoso.

Fernando H. es un amigo dilecto. Hace años que asesora a un vitalicio legislador opositor. Desde su pupitre ha venido envejeciendo al compás del país. Corrijo: a mi amigo se lo ve más rozagante que al corpus nacional y como es un romántico de la nostalgia espera la reapertura de El Molino, en cuyas mesas se cafeteó buena parte de la historia patria.

En la larga y triste cuarentena me fue contando cómo en el Parlamento no estaba ni el loro. No sólo en 2020, tampoco en 2021, cuando hubo más vacunas pero también más muertos, la mayor parte pobres porque esa es la ley de Dios. Fue una buena época para la alacena y el ahorro, el trabajo por zoom era super low cost aunque te la regalo quedarse at home.

“Ojo yo soy de los que pocos que laburan”, me explicó cuando hacíamos un balance del magro trabajo en comisiones y trámites legislativos.

Claro, si hubiera además del check in biométrico un chip localizador para inducir más el trabajo presencial, el histórico palacio de travertino criollo sí que reventaría.

- Sangrás por la herida, hay que ser menos envidioso querido, me dice Mirta F. una vieja conocida que supo ser novia de un compadre ya fallecido. 

Es de las que hace tiempo ahuecó. Antes algún jefe preguntab por ella pero con la pandemia le perdieron el rastro. Debería jubilarse pero está muy feliz así, sin hacer gran cosa, en una sempiterna guardia pasiva. Se siente útil, según confiesa.

No sé qué pensar del 69, de los vicios y de la deuda que tan bien nos representan. Prefiero seguir a full con mi Spotify. No necesito silencio/yo no tengo en qué pensar/ pensaba pero hace tiempo / ahora ya no pienso más”, eterno Don Ata.

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